Época: Periodo prerromano
Inicio: Año 600 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Siguientes:
El proceso de formación histórica del mundo ibérico
El desarrollo urbano en el área ibera
Organización social
Organización política
Actividad económica de los pueblos iberos
El arte de los iberos
El traje ibérico
La escritura ibérica
La religiosidad entre los iberos
Bibliografía sobre los pueblos iberos



Comentario

Como hemos visto anteriormente, aunque es difícil poder delimitar con exactitud las distintas áreas histórico-culturales de la Península Ibérica en época prerromana, se puede afirmar que, a grandes rasgos, el área ibera se corresponde geográficamente con la zona oriental y meridional de la Península. Esta área no es uniforme, ni en su orografía, ni en su clima, ni en su ecología, pudiendo distinguirse dentro de ella varias subáreas: Cataluña, con diferencias entre la costa y el interior, el valle del Ebro, Valencia, Sudeste, Alta Andalucía y Baja Andalucía.
Este área se halla constituida por un mosaico de pueblos entre los que existen manifestaciones culturales similares, que nos permiten generalizar para todos ellos la denominación de civilización ibérica o pueblos del área ibera, aunque dentro de un área tan amplia haya una serie de matices y diferencias entre unas y otras regiones, debidos tanto a la diversidad del sustrato indígena, como a los contactos, directos o indirectos y más o menos intensos con los pueblos colonizadores, pues se trata precisamente de la zona de influencia directa de las colonizaciones fenicia, griega y púnica. Podríamos decir sin miedo a equivocarnos que la civilización ibérica es la respuesta cultural indígena a los estímulos colonizadores.

Con una localización más o menos precisa, debido sobre todo a que en muchos casos no sabemos hasta qué punto la administración romana respetó las divisiones originarias indígenas, a partir principalmente de los datos de las fuentes greco-latinas de época clásica romana, vamos a señalar los pueblos más importantes de este área, los de mayor amplitud geográfica:

- Con respecto a Cataluña, tenemos que en los valles de los Pirineos se encuentran los arenosios (valle de Arán), los andosinos (zona de Andorra) y los cerretanos (en la Cerdaña).

En las zonas llanas de Vich y Gerona estaban situados, según J. Maluquer, los ausetanos, aunque A. del Castillo los sitúa en la Costa Brava en contra del testimonio del propio Livio. La discusión ha surgido por un texto de Ptolomeo (2, 2, 70), que relaciona a los ausetanos con la ciudad de Gerunda, lo que ha llevado a muchos autores modernos a considerar que la comarca de la Selva estaba ocupada por este grupo de población. En la actualidad (J.M. Nolla y E. Sanmartí sobre todo) se piensa que los indiketas ocupaban todo el litoral gerundense, mientras que los ausetanos ocuparían el interior, la comarca de Osona. Esta ubicación se compadece mejor con las noticias del resto de los autores antiguos (Avieno, que los denomina ausoceretes, y Plinio el Viejo sitúan a los indiketas en la costa y a los ausetanos en el interior, mientras Estrabón se olvida de los ausetanos en su descripción de la costa).

En la zona de Berga se encontraban los bergistanos, gente salvaje entre los que abundan los bandidos que atemorizan al resto de la población, según Plinio.

En los alrededores de Barcelona, en las comarcas del Maresme y el Vallés, se ubicaban los lacetanos. Es probable que tanto los lacetanos, como los lasetanos, laletanos y layetanos de las fuentes, fueran un mismo pueblo o pueblos muy relacionados (en Plinio aparecen lacetanos, laletanos y lasetanos, que para Schulten son todos lacetanos).

- En el área del valle del Ebro, el historiador Estrabón sitúa a los ilergetes en las ciudades de Osca (Huesca) e Ilerda (Lérida). Parece que estos ilergetes no tienen que ver directamente con los ilercavones a los que Plinio ubica en la costa al Sur del Ebro hasta las proximidades de Sagunto. Los ilergetes se adentraban en territorio aragonés hasta entrar en contacto con los celtíberos. Se trata, por las noticias de las fuentes, de un grupo de gran personalidad y dureza.

Otro grupo de población muy importante en la zona del valle del Ebro son los sedetanos. Para la ubicación de este grupo de población ha sido decisiva la tesis doctoral de G. Fatás. Hasta entonces (Bosch Gimpera y García y Bellido entre otros) habían sido incluidos dentro de los edetanos, por el Bajo Aragón hasta más arriba del Ebro, ignorando la existencia de los sedetanos. Ahora sabemos que los sedetanos ocupaban las tierras situadas entre los Montes de Castejón y la Muela, los Monegros hasta la Sierra de Alcubierre, con los ilergetes al Norte, el río Matarraña que sería el límite con los ilercavones y por el Sur la línea natural que cambia la divisoria de aguas de la cuenca del Ebro en la provincia de Teruel.

Tenemos también en esta zona a los suesetanos localizados en los textos de Tito Livio como vecinos de los sedetanos y los lacetanos, por lo que algunos historiadores modernos (Rodríguez Adrados, Vallejo, etc.) han pensado que debían estar situados en la actual provincia de Tarragona. Para Fatás hacia comienzos del siglo II a.C. no había suesetanos en Tarragona, sino en la Tarraconense, ocupando la mayor parte de la actual comarca de las Cinco Villas de Aragón, en el limite entre Aragón y Navarra.

- En el País Valenciano, uno de los grupos principales de población de la zona son los edetanos. Estrabón los menciona en la costa, pero sin una localización fija. También ha habido aquí confusión de pueblos. En este caso se habían confundido los edetanos y los sedetanos (Schulten fue el principal defensor de esta identidad), pero, como hemos visto antes, a partir del estudio que de los textos de los autores antiguos, más concretamente de Plinio, los sedetanos estaban más cercanos al Ebro y los edetanos en las provincias de Castellón y Valencia, en el territorio que encierran los ríos Sucro (= Júcar) en la frontera meridional y Udiva, identificado por Schulten con el Mijares, siendo Liria una de sus principales ciudades.

También en esta zona las fuentes mencionan a los contestanos, que han sido objeto de estudios detallados de Llobregat y Uroz. De los autores antiguos únicamente Plinio y Ptolomeo se refieren a ellos con claridad, pues Estrabón no menciona para nada a la Contestania, cuyo territorio es atribuido a los edetanos. Sin duda, en el caso de Estrabón estamos ante un texto con referencias de carácter general, sin concretar el territorio exacto de cada una de las poblaciones que ocupaban las distintas zonas de la Península Ibérica, pues, sólo a medida que se fue conociendo con más claridad el territorio de los distintos pueblos, aparece como tal en los autores greco-latinos. Schulten proponía el carácter celta de los contestanos a partir de etimologías y relaciones de la raíz del nombre, aunque en la actualidad se atribuye un origen mediterráneo antiguo a todos los pueblos cuyo nombre termina en -itani o -etani. Además, por su cultura material y por su escritura este grupo de población es ibero, por lo que, como dice Presedo, parecen ociosas estas discusiones lingüísticas. Para Plinio la Contestania se extiende desde el río Taver, que desemboca en el golfo ilicitano, hasta el río Sucro, donde limitarían con los edetanos. Saitabi (Játiva), Ilici (Elche), Lucentum (La Albufereta, Alicante) y Dianium (Denia) son sus principales ciudades.

- En el área del Sudeste peninsular nos encontramos, de acuerdo con los datos de las fuentes antiguas, con los deitanos citados por Hecateo. Para Plinio el territorio que ocupa este grupo de población coincide con la costa oriental de la Citerior, entre los contestanos y los bastetanos. Según Bosch Gimpera y Pericot los deitanos están situados a partir del siglo III a.C. al nordeste de los mastienos y tartesios, mientras Cabré, con base en el estudio arqueológico de la región, afirma que a partir del siglo V a. C. podemos hablar de la fase ibera de la zona. Por lo que hoy sabemos su territorio estaba en la vega del río Segura, separando a los contestanos de los mastienos.

Al Sur de los deitanos y a continuación en la costa se encuentran los mastienos, que reciben este nombre de la ciudad de Mastia y a quienes el Periplo de Avieno cita sin ninguna precisión. Tampoco parece que Hecateo y Teopompo tengan más suerte en la descripción del lugar de asentamiento de este pueblo, hablando Hecateo de alguna de sus ciudades como ciudad céltica. Para Schulten una de sus principales ciudades, Molybdana (citada por Hecateo), estaba situada en la región de Cartagena.

También en esta zona junto a los mastienos se cita a los libiofenices, habiendo pensado algunos autores modernos que su territorio coincidiría en gran parte con los mastienos. El hecho de que aparezcan citados por Avieno junto con los mastienos debe llevarnos a la conclusión de que se trata de pueblos distintos, aunque, si hacemos caso a Eforo, que los da como habitantes de Malaca, Sexi y Abdera, se trataría de los mismos mastienos de Hecateo. Lo que sí parece claro es que se trata de pueblos extranjeros, ya que Plinio les llama siempre poeni. Serían los pueblos orientales y sus descendientes y los hallazgos de la arqueología en los yacimientos de Toscanos, Trayamar y otros similares así parecen confirmarlo.

Siguiendo por la línea de costa nos encontramos con los bastetanos, a quienes Estrabón atribuye una situación en el litoral entre Calpe y Gades y que pertenecen a la Turdetania. Hay una gran confusión entre los autores antiguos en cuanto a su localización, incluso dentro de la descripción del mismo Estrabón, para quien en otros pasajes los bastetanos habitan en el interior desde las sierras de la provincia de Cádiz hasta Granada, llegando casi hasta Málaga. Ptolomeo habla de dos grupos, los bártulos al Oeste y los bastetanos al Este, denominando a los primeros bástulos poenos los cuales, en opinión de Schulten, corresponden a los blastofenicios de Apiano y a los poeni de Plinio. Actualmente se piensa que estaban situados en Almería y con una penetración hacia la vega de Granada, identificando su población principal y la que les da el nombre, Basti, con Baza, a pesar de que la arqueología no ha sido muy explícita hasta el momento en ese sentido. Otra de sus ciudades importantes era Tutugi, identificada con Galera.

- La Alta Andalucía estaba habitada en época prerromana por los oretanos. Ni Avieno, ni Polibio los citan expresamente. Sí lo hace Estrabón a la vez que a sus ciudades más importantes, pero los hace llegar hasta la costa Sur. Los datos de Ptolomeo no son relevantes, pues para entonces ya la administración romana había desdibujado los límites primitivos de los pueblos. Por Estrabón sabemos que su territorio es atravesado por los cursos altos del Betis (3, 4, 12) y del Júcar (3, 4, 14). En la actualidad parece claro que los oretanos ocupaban la zona oriental minera de Sierra Morena, la mitad Este y Norte de la provincia de Jaén y parte de las de Ciudad Real y Albacete, esto es, la zona natural de paso entre el Centro, Sur y Levante de España. Destacan entre sus ciudades Castulo (cerca de Linares), que tuvo una gran importancia en la época de dominio cartaginés de la Península por su vinculación con Aníbal, y Oria u Orissia (probablemente Granátula).

- En el valle del Guadalquivir, de todos los pueblos citados por los autores antiguos pertenecientes al área ibera los de mayor extensión e importancia son los turdetanos. Según varios autores antiguos y modernos, este término es una forma de denominación de los tartesios, aunque, como dice Presedo, comúnmente la palabra se emplea entre los arqueólogos para significar la época que va desde el siglo V hasta la conquista romana y, por esta razón, lo tartésico es para nosotros la fase más antigua de esta misma región. Sus elementos de cultura material son comunes en lo fundamental con los de los iberos. Estrabón identifica turdetanos y túrdulos, pero para Polibio y Plinio son distintos, estando los túrdulos al Norte de los turdetanos. Plinio da noticia de unos turduli veteres en Lusitania, noticia que ha sido confirmada recientemente por el hallazgo de un pacto de hospitalidad en el Castro da Senhora da Saúde os Monte Murado (Pedroso), V.N. da Gaia, fechado en el año 7 d.C. por los cónsules y en el que aparecen como participantes unos turduli veteres. Para Estrabón la Turdetania comprende todo el valle del Guadalquivir, limitando con los carpetanos y por el sur con los bastetanos. Según este autor, tiene forma de cuadrado con 2.000 estadios de ancho y de largo. Podría ser este nombre el que denominaba a toda la región, en la que habitaban, según los datos de las fuentes, poblaciones menores dificiles de localizar (etmaneos, olbisios, cilbicenos, igletes o filetes, etc.).

El mapa del área ibera se completa con los bártulos, ya citados al referirnos a los bastetanos, que estarían situados en la actual provincia de Granada.